El principio End-to-end, o protocolo de principio y fin, en una traducción literal del inglés, es uno de los caballos de batalla de los movimientos de lucha en favor de la neutralidad en la Red.
Pero ¿qué es el principio End-to-end. Los sistemas de transmisión de datos necesitan de protocolos para mejorar su rendimiento en lo que se puede considerar como una intervención meramente técnica con la que garantizar que no hay saltos o caídas en la gestión de los paquetes de información. Se trata, por tanto, de una optimización con la que garantizar una buena sincronía del sistema y una mejor atención al cliente.
Las mismas reglas para todos
El principio End-to-end, bajo una neutralidad en la Red, garantizaría que todos los usuarios disfrutan de las mismas implementaciones con las que optimizar la circulación de sus datos. Los que creen que es necesaria un Internet de dos velocidades, consideran que el principio End-to-end es uno de los servicios extra por los que hay que pagar de manera diferenciada si se quiere disfrutar de lo que ofrece.
Para los que defienden la neutralidad en la Red el principio End-to-end es una premisa de funcionamiento de Internet que resulta irrenunciable y ven su regulación en manos de las operadoras de comunicaciones como un cuello de botella técnico con el que discriminar a los usuarios.
Cambiar las normas de uso de estas funcionalidades que se relacionan con los anchos de banda es para las operadoras una diferencia que pueden monetizar para crear redes inteligentes, para los promotores de la neutralidad en la Red, sólo es una discriminación.
El principle End-to-end fue definido por los diseñadores de sistemas Jerome Saltzer, David Reed y David Clark en 1981 y desde la década de 1990 es uno de los principios y protocolos básicos de naturaleza técnica bajo los que se organiza el suministro de las comunicaciones en Internet.