Internet fue concebido como un recurso de comunicación abierto al mundo. Siempre se consideró como un medio para que la gente pudiera conectarse libremente y expresar sus ideas.
En la actualidad, los intereses económicos de las empresas de telecomunicaciones las ha llevado a diseñar una nueva fórmula para acceder y disfrutar de los contenidos de la la Red. Un Internet de dos velocidades, uno gratuito y libre y otro de pago para conectar con determinados contenidos, o, por lo menos, para acceder bajo determinadas condiciones selectivas a lo que se quiere disfrutar.
Con velocidades más altas para las transferencias de datos y con las que se podrá acceder a grandes paquetes de información, ésto es, televisión en directo por Internet o descargas de grandes volúmenes de contenidos. El salto hacia ese nuevo Internet rompería con la neutralidad en la Red tradicional y acabaría con la libertad que ahora tiene el internauta para navegar libremente a través de los recursos que el sistema de comunicación facilita.
Crecimiento espectacular
Desde el inicio de Internet todo el mundo ha tenido libertad para acceder desde servidores ISP a cualquier tipo de información. Esa libertad ha sido fundamental para el crecimiento espectacular del mismo Internet. Incluso si un espacio web o un blog mantenía una actitud crítica con respecto a su proveedor de banda, nunca se impidió o se restringió el acceso a ese espacio.
La neutralidad en la Red también ha sido un elemento vital para el desarrollo de las empresas en entornos digitales. En igualdad de condiciones. Facebook, Google o YouTube no necesitaron de grandes inversiones para poner sus innovaciones al frente de las oportunidades de negocios.
Airtel recibió hace unos meses en la India una lluvia de críticas por cobrar dinero por usar su servicio de llamadas VOIP. Los internautas amenazaron con boicotear a la compañía de telecomunicaciones que acabó retirando su oferta. Muchos pensaron que la compañía había aprendido la lección, sin embargo, poco tiempo después anunció la creación de Airtel Cero App que era, en esencia, lo mismo.
Nuevas movilizaciones en la Red hicieron que algunos socios corporativos de la operación como Flipkart abandonaran el barco y dejaran solo a Airtel. La cuestión que se descubre con este tipo de prácticas es hasta cuando se va a mantener este forcejeo entre una ciudadanía digital débilmente articulada y unas empresas de telecomunicaciones globales que quieren su parte del pastel. Un forcejeo que se mueve en clave de acoso cíclico.