Los partidos piratas se han hecho con un hueco en la cultura de la reivindicación en Internet y alrededor de las nuevas tecnologías y de sus procesos de carácter público y social que son, todos.
Algunos de los usuarios más comprometidos con la causa de la neutralidad en la Red están abanderados bajo las siglas nacionales de partidos piratas. Movimientos políticos y sociales que están a favor de la democracia directa y de formas de participación en igualdad para con los recursos en Internet, que alcanzan a los derechos de copyright, a las leyes de patentes o al conocimiento y a la comunicación en contenidos abiertos.
En 2013 había más de 60 partidos piratas en todo el mundo, y su número no para de crecer, aunque en algunos casos es difícil de seguirles la pista por la naturaleza de sus actividades. Partidos, que registran representaciones parlamentarias muy bajas pero significativas en Alemania, República Checa, Suecia, Islandia o Ucrania que iban desde el 9% de parlamentarios en Chequia y Ucrania al 2% de los de Alemania. En el último Europarlamento se sentaron en el hemiciclo dos miembros de partidos piratas.
El apelativo peyorativo de piratas de estos movimientos, que se refiere a sus intenciones manifiestas de violar los derechos de autor, ha sido asumido por sus miembros como parte de su identidad.
El primero de todos los partidos piratas, el Piratpartiet, se fundó en Suecia en 2006 y su trabajo se orientó a reformar las leyes de la propiedad intelectual e industrial suecas.
Sin embargo, los partidos piratas que están a favor de la neutralidad en la Red por ley son herederos naturales de los movimientos que desde 2000 apostaron por una lucha para conseguir que el software libre fuera el standard de la industria. Herederos de la ética hacker que busca violar las plataformas en Internet que comercializan los contenidos para difundirlos de manera gratuita.