Sabíais que esto iba a pasar y a muchos expertos en neutralidad y control de la competencia les sorprende que no hubiera pasado antes. La Unión Europea ha emitido una denuncia por la cual Google va a tener que justificar los métodos que ha utilizado en relación a la imposición que ha hecho a operadores y fabricantes para que sus aplicaciones estén en todos sus móviles.
Un código abierto tramposo
Lo que consideran los especialistas es que Google ha jugado muy bien sus cartas hasta ahora. Desde la existencia de Android como sistema operativo esta plataforma ha sido un sistema que se ha impuesto como la norma debido al uso de código abierto. Eso significaba que cualquier empresa asociada podía utilizar el sistema sin tener que abonar cuotas de licencia u otros gastos similares. Pero Google se aseguró de que esto se encontrara vinculado a ciertas cláusulas que les beneficiarían de manera clara a largo plazo. Con el paso del tiempo Android se ha utilizado cada vez más y de cada uso que hacían operadores y fabricantes Google se llevaba una cuota de mercado de un valor incalculable.
La ley del más fuerte
Google ha obligado a que sus servicios y aplicaciones estuvieran instalados en los distintos móviles que llegaban al mercado. Por cada móvil vendido significaba para Google un nuevo cliente potencial de sus servicios. Porque al no existir otras apps instaladas en los terminales los usuarios comenzaban a usar de manera indudable sus servicios. Era una operación maestra. Pero esta genialidad no ha pasado desapercibida a la Unión Europea, donde ya han demostrado en otras ocasiones que se impone cuidar el estado de salud del mercado para que este pueda madurar de manera sólida. Y su respuesta ha sido autoritaria, proporcionando un margen de 12 semanas para que Google responda a las denuncias que se han volcado sobre ellos.