Los intentos del gobierno egipcio cuatro años atrás para cerrar Internet y las comunicaciones móviles ilustran muy bien la importancia de la neutralidad de la Red en el mundo en el que vivimos totalmente globalizado.
El apagón que se produjo en medio de las revueltas en las principales ciudades egipcias -destinado a interrumpir la capacidad de los manifestantes para comunicarse y organizarse- es un ejemplo extremo de lo que puede hacer la falta de neutralidad en la Red en Internet.
En Egipto, los proveedores locales de Internet incluso fueron bloqueados para que Facebook y Twitter no estuvieran disponibles para conectar a los manifestantes. La batalla por la neutralidad de la Red está lejos de terminar. De hecho, todo está en sus comienzos.
Netflix, a su manera
Mientras que la disputa legal sobre neutralidad de la Red es visible en casos extremos como los de Egipto, Netflix va en contra de la neutralidad en la Red a su manera, sin ruido, pero con la misma eficiencia. Paso a paso.
Ahora mismo, en el momento en el que estás leyendo este artículo, está proporcionando a sus clientes toda la información comercial que necesitan para elegir el mejor proveedor de Internet con el que poder ver sus series de gran audiencia. Con la conspiración de esos clientes, Netflix quiere hacer su neutralidad en la Red, la que le beneficia. La que mejora su cuenta de resultados y con las que hace caja.
Hay muchas formas de conculcar los principios de la neutralidad en la Red, por las malas, como en Egipto, o dividiendo los intereses de los usuarios, como hace Netflix. Sin embargo, ambas son las dos caras iguales de una misma moneda.
Egipto y Netflix unidos por las curiosas esencias de unos intereses contrarios a la democracia y a la igualdad de todos los ciudadanos ante las comunicaciones.