El dolor de rodilla es un achaque muy frecuente, que afecta a personas de diferentes edades. El dolor puede aparecer como resultado de una lesión, una rotura de ligamento o problemas con los cartílagos. También hay enfermedades que pueden provocar el dolor de rodilla, como la gota, artritis o infecciones.
Muchos de los dolores de rodilla son leves y se tratan simplemente con medidas de cuidado personal. La fisioterapia y los dispositivos de inmovilización para la rodilla también pueden servir para el alivio del dolor. Sin embargo, en algunos otros casos, sí que es necesario una intervención quirúrgica.
Dentro de los síntomas, la ubicación e intensidad del dolor puede variar en función de cuál sea el problema de la dolencia. Los signos que suelen acompañar el dolor son: rigidez de la articulación, enrojecimiento, temperatura al tacto, inestabilidad, crujidos o chasquidos e incapacidad de enderezar la rodilla.
No siempre es necesario acudir al especialista pero hay una serie de signos que nos deben de servir de guía para acudir al traumatólogo. Los más relevantes son: no poder soportar el peso con la rodilla, tener una marcada hinchazón, no poder extender o flexionar la rodilla, tener fiebre o sentir inestable la rodilla.
Las causas que pueden causar el dolor de rodilla se pueden dividir en 4 grupos: lesiones, problemas mecánicos, artritis y otros problemas. A continuación, vamos a ir ampliando un poco sobre cada uno de ellos.
Son varias las lesiones en la rodilla que pueden causar dolor, afectando a los ligamentos, tendones o cartílagos. Las principales lesiones son: rotura de los ligamentos cruzados (siendo más frecuente la rotura del anterior), fractura en la rodilla (normalmente de la rótula, habitual en los accidentes de coches), desgarro del menisco, bursitis de la rodilla y tendinitis rotuliana.
El segundo factor que puede causar el dolor de rodilla son los problemas mecánicos. Dentro de este factor podemos distinguir: un cuerpo suelto que se ha desprendido por una lesión en el hueso o cartílago, o degeneración de estos, interfiriendo el cuerpo suelto en el movimiento de la articulación; síndrome de la banda iliotibial que sucede cuando la banda, que va desde la parte externa de la rodilla hasta la parte externa de la rodilla, se vuelve tensa y roza con la parte externa de fémur; dislocación de la rótula, es cuando el hueso se desliza fuera de su lugar; y por último, el dolor de cadera o en el pie puede modificar la forma de caminar para sentir menos dolor y afectar a la rodilla provocando más tensión.
El tercer causante de dolor puede ser la artritis. Hay más de 100 tipo de artritis distintas. La variedades más habituales son: artrosis (es la más habitual y es el desgaste de cartílago por el uso y la edad), artritis reumatoide (enfermedad autoinmune, es crónica que puede variar en intensidad), la gota (artritis por la acumulación de cristales de ácido úrico en la articulación) y artritis séptica (la rodilla se puede infectar lo que provoca hinchazón, dolor y enrojecimiento).
Por último, existen otros problemas que pueden provocar el dolor, que vienen causados por una serie de factores de riesgo. Los principales factores de riesgo son: el sobrepeso, que aumenta la exigencia a la articulación de la rodilla, incluso en actividades de la vida diaria como caminar o subir y bajar escaleras; falta de fuerza muscular, ya que unos músculos débiles dan menos sostenibilidad a la rodilla; algunos deportes como el esquí o el baloncesto provocan múltiples impactos en la articulación, aumentando el riesgo de lesiones; y por último, una lesión previa hace más probable que se vuelva a tener otro problema en la rodilla.