Los activistas que están a favor de un Internet libre y de la neutralidad en la Red ponen el ejemplo extremo de China para demostrar con datos y ejemplos cómo el control estatal es potencialmente dañino. La falta de un acceso en igualdad a Internet, según esta filosofía, destruye las libertades individuales, las conexiones entre los individuos de forma espontánea y cualquier competencia deseabble para una realidad de libre mercado.
En el caso chino, los nodos de comunicaciones en Internet son operados por el Gobierno de China que controla totalmente los contenidos. Hace ya mucho tiempo que el Partido Comunista frustró los intentos de su rival el Partido Democrático de China para establecer un acceso a Internet sin restricciones.
Leyes contra Internet
El Gobierno chino se apoya en una ley propia con fecha del año 1997 con la que se ordena la información y la seguridad en Internet. En China, ningún individuo o entidad pública o privada puede crear, reproducir, recuperar o transmitir información que atenten contra el Partido Comunista de China, contra las leyes del país o que promuevan rumores, falsedades o destruyan el orden en la sociedad.
Los usuarios chinos saben que cada tecla que aprieten en su interacción con ordenadores en Internet está totalmente controlada por el Gobierno. Se trata de ciudadanos que viven tras un telón de acero digital que se justifican por la necesidad de sostener un Internet sano. Quiénes opinan de manera libre e independiente se ven abocados a detenciones y encarcelaciones o multas sustanciosas.
Los activistas de la neutralidad en la Red consideran que estos lamentables ejemplos pueden ser premonitorios si no se garantiza la libertad de acceso y en igualdad de condiciones a Internet en el mundo occidental. Algo que califican como una derrota de la democracia y de algunos de los logros históricos de las sociedades más avanzadas.