Hablemos de la neutralidad en la Red en África, bajo la perspectitva desde el punto de vista de los africanos. La mayoría de los argumentos en favor de crear un Internet de dos velocidades en el mundo desarrollado para dar solución a la congestión en la Red se basa en la idea de que todo el mundo tiene acceso a Internet y de que su uso está generalizado en todas las partes del mundo.
Sólo hay que echar un vistazo a lo que sucede en el África subsahariana para caer en la cuenta de lo acertado de aquel refrán que dice ‘yo me solía quejar de no tener zapatos hasta que un día conocí a un hombre que no tenía pies’.
Para los africanos, Internet nunca ha sido realmente neutral, el ideal de acceso fácil y con tarifas planas puede tener sentido en Estados Unidos o en Europa, pero no en la gran mayoría de los países de África.
En África no hay inversores para grandes infraestructuras de comunicaciones, ni interés en instalar cables sumarinos o repetidores. Mientras en Estados Unidos y en Europa debaten el valor de la neutralidad en la Red, en África hay que pagar mucho dinero en ocasiones para tener acceso a los recursos de la Red que se consideran básicos en el mundo desarrollado.
Así, en Sudáfrica, sólo había un único operador de fibra óptica, y no fue hasta que se instaló un nuevo cable submarino que empezó a haber una competencia real y los precios comenzaron a bajar, no mucho, pero sí algo.
Éso hacía que la visualización de los vídeos en streaming de YouTube fuera exageradamente lenta. Ahí es donde se percibe la discriminación de acceso a la red, a una red lenta, simplemente porque no hay tecnología que apoye el uso de Internet.
La neutralidad en la Red en África es cosa de ciencia ficción. La realidad allí se mueve de otra forma.